Consejos de Estrellas
¿Aprecias un cambio (de cuando competías a la actualidad) en la forma de prepararse antes de competir?
“Totalmente, no ha pasado mucho desde que lo dejé, pero el deportista ha cambiado en nutrición, preparación física, gestión del descanso y también en su propio rol. El deportista de hoy tiene que ser 360, entrenas, estudias, te formas, debes hacerte marca, tener habilidades de comunicación, etc”.
¿Qué hábitos aconsejas seguir para ser fuerte mentalmente?
“Hay que cuidar tu "yo" no deportivo. A veces estamos en la burbuja, pero hay que saber salir de ella pensando en el futuro del deportista. No es fácil, pero hay que seguir formándose y saber salir de la burbuja. No puede ser tu deporte el único pilar”.
¿Tenías alguna manía o superstición antes de competir?
“Se me acumularon con los años (risas). A ver, siempre me tenía que subir el bañador antes de un partido. Tenía que calentar y ser la última al lado de la rival, y si ganaba un partido con unas bambas, ya me las ponía siempre. Automatizaba mis rutinas”.
¿Cómo hacías para equilibrar la vida personal y profesional en el deporte de élite?
“No lo conseguí mucho. Yo cerré mucho el círculo porque quería ser mejor cada día, por eso cuando dejo esto la vida se me tambalea un poco, porque lo puse todo en la misma burbuja. Volvería a hacer todo igual menos esto”.
¿Cómo era tu ánimo tras una victoria? ¿Y tras una derrota?
“Yo era de las que no gestionaba bien las derrotas. Me enfadaba conmigo misma y lo pasaba mal, pero desde bien pequeña. Siempre he necesitado enfriarme y luego ya hablamos y asumo lo que sea. Además, por la noche me costaba desconectar y volvía a ‘jugar’ el partido. A las victorias les quitaba importancia. No te permites disfrutar y es una de las cosas que, con perspectiva, deberíamos de cuidar. Es verdad que cuando ganamos a EEUU en cuartos de Barcelona 2013 pensé, ‘no podemos perder este Mundial’. Era el momento y ahí sí, fue una de las victorias que más disfrutamos en casa y con toda nuestra gente”.
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